Primer mes de Voluntariado Europeo en Prilep, Macedonia
Mi nombre es Ricardo, soy de Valencia y desde el pasado 2 de noviembre hasta final de enero estoy viviendo mi experiencia como EVS (Servicio de Voluntariado Europeo) en Prilep, una pequeña ciudad al sur de Macedonia.
Macedonia… ¿Por qué Macedonia?, me preguntaba la gente a la que se lo decía. “¿Y por qué no?”, les respondía yo. Debo confesar que, antes de mi llegada, sabía muy poco sobre este país, el cual tiene su lengua propia (el macedonio, en el que ya puedo defenderme) y que está luchando por entrar en la Unión Europea.
Más que el país, me atrajo el proyecto y la experiencia de vivir una actividad así lejos de casa. En cuanto al trabajo, tanto yo como mi compañera voluntaria (Jane, de Italia) estamos implicados en la ONG local InfoFront Prilep. En mi caso, por mi formación en Periodismo y Publicidad, estoy ayudándoles en la gestión de las redes sociales, además de redactar y maquetar el Magazine local de la ciudad y colaborar en distintos proyectos que tienen entre manos.
Además, gran parte de nuestro trabajo se desarrolla en uno de los institutos de la ciudad, donde damos clases de español, italiano –mi compañera– y de inglés, sin olvidar las de Diseño Gráfico. No os asustéis: siempre (sobre todo al principio) tenemos el apoyo de nuestro supervisor y nuestro “mentor”, por lo que las cosas salen bien y sin grandes agobios.
Respecto a la ciudad… se podría decir que es al último lugar al que irías antes de conocerla y el primero que elegirías unos meses después. La ciudad es pequeña, está rodeada de montañas y las primeras nieves ya se están dejando ver en las calles. La vida aquí es muy barata (tienen su propia moneda, “denars”) y la gente, lejos de lo que pueda parecer, tiene un carácter muy similar al español: abiertos de mente, extrovertidos y encantados de conocer gente nueva.
En los próximos meses voy a poder seguir enseñando un montón de cosas, organizar mis propios “workshops” sobre fotografía y diseño, hacer turismo por los Balcanes (no todo va a ser trabajar) o vivir en primera persona unas navidades ortodoxas (la religión predominante aquí).
Así que en mi próximo texto os contaré muchas más cosas –si sobrevivo al frío invierno de por aquí– para que conozcáis un poquito más este trozo de Macedonia que estoy saboreando tan bien.