Somos María y Pablo, dos españoles que han vivido una gran experiencia en Kobuleti (Georgia). Nueve días conviviendo con participantes de Ucrania, Polonia, Grecia, Italia, Bulgaria, Rumanía, Georgia, Moldavia y Turquía en un programa de formación Cross Border volunteering for social change .
Partimos el 18 de Marzo rumbo a Madrid para coger un avión con escala de 14 horas en Estambul y la tarde siguiente llegamos a la capital de Georgia, Tbilisi. Desde allí y tras cinco horas de bus georgiano por fin llegamos a Kobuleti, nuestro destino final.
Durante los días en Kobuleti conocimos a personas muy diferentes, pero todas con un mismo objetivo pasarlo bien, conocernos y aprender unos de otros.
Las actividades comenzaban por la mañana, desayunábamos no muy temprano para poder recuperarnos de las largas veladas nocturnas, y sobre las diez y media comenzábamos con los trabajos en grupo. Rollplayings, puesta en común de ideas sobre cómo sería un voluntario ideal o cómo llevar a cabo nuestro propio proyecto EVS, son algunas de las actividades que realizamos durante el proyecto. También nos dimos cuenta rápidamente que los georgianos eran personas excelentes, simpáticos y hospitalarios, ya que durante alguna de las actividades interactuábamos directamente con ellos. Nos adentramos de lleno en la cultura georgiana desde el primer día.
Otra parte del proyecto eran hacer noches internacionales, en las que cada país hacia una presentación. Nosotros llevamos vino dulce de Málaga, uvas pasas típicas, e hicimos una tortilla de patatas. El vino en particular fue todo un éxito. Además de las actividades de formación, hicimos una visita a Kutaisi, la segunda ciudad más importante del país, donde a aparte de hacer turismo, hicimos una breve para en la sede la hosting organization.
En nuestro tiempo libre íbamos a la playa, el pueblo estaba bañado por las casi siempre tranquilas aguas del Mar negro, aunque a mitad de semana un fuerte temporal nos sorprendió, algo que los locales calificaban de extremadamente extraño ya que llegamos a tener olas de 10 metros.
Echamos en falta pasar un par de días en Tbilisi antes de coger el avión de vuelta, como hicieron los compañeros de otros países. Nuestra valoración final teniendo en cuanta que ha sido nuestro primer proyecto, sin duda muy positiva para los dos. Hemos conseguido romper barreras en cuanto al idioma se refiere, y también cultural y socialmente hablando.