No dejamos de enviar participantes a cursos de formación chulos, en este caso a Kayseri, Turquía!
Aquí os dejo la experiencia de Claudia y Saliha, ¡Espero que os guste! 🙂
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Claudia
Pocos fueron los que no se sorprendieron por esta experiencia. ¿Te vas a Turquía? ¿Ahora? ¿Con la que está cayendo? ¿Y cómo haces para encontrar estas cosas?
Fácil, de la mano de asociaciones como Backslash y la Unión Europea hoy en día estas experiencias son posibles, y la nuestra no fue mucho más diferente de cómo suelen ser siempre estos viajes: risas para parar un camión, decenas de nuevas amistades, una gran cantidad de notas mentales sobre cómo se vive en un país, su cultura, su comida… y sobre todo un aprendizaje no convencional que acaba enamorando a todo el que lo prueba.
En este caso estuvimos en una de las ciudades más grandes de Turquía, Kayseri, y disfrutamos tanto de la parte teórica, mezclada siempre con juegos que nos hacían despertar y crear lazos en el grupo, como de la parte cultural, yendo de viaje a la Capadocia, montando en globo, etc. Sin duda nuevas experiencias que añadiré a la lista de “las mejores”.
Tras esta aventura solo espero coincidir con mis nuevos amigos otra vez, volver a probar comida turca, vivir más experiencias similares y, por supuesto, que cada vez sean más los jóvenes que se animen a experimentar lo que yo ya tuve la suerte. Erasmus+ es para todos. Animaros!
Saliha
Llegamos un día antes a Kayseri, donde el coordinador nos recibió con una enorme sonrisa, siempre atento a ayudarnos en lo que necesitábamos. Nos encontramos con una maravilla de hotel y lo primero que hicimos fue pasear por todos los rincones de este. Estábamos un poco nerviosos e impacientes por conocer a los demás participantes pero no fue hasta el día siguiente cuando tuvimos la primera toma de contacto dando inicio al TC. Realizamos varios juegos divertidos para darnos a conocer. Esa misma tarde ya comenzamos con las actividades del TC. Nunca antes había realizado un Curso de Formación y tengo que reconocer que resultó interesante. Todos los días realizábamos actividades y posteriormente intercambiábamos opiniones con los distintos participantes. Cada uno se enriquecía de alguna forma.
Pero, no todo eran actividades y debates..
Como cualquier otro intercambio, teníamos fiestas culturales en las que cada país preparaba una cena típica. Los países que participaban eran (Turquía, Grecia, Italia, Lituania, Bulgaria, Rumanía y España). La fiesta se repartió en dos días. Fueron dos noches fantásticas (comidas, bailes, risas etc..)
Sin duda este tipo de eventos eran los que hacían que el grupo se soltara y cogiera confianza, creándose así lazos de amistad.
Es necesario mencionar también las excursiones que realizamos por la ciudad y alrededores. Es impresionante todos los lugares que vimos y además contábamos con un guía turístico. Fuimos a visitar la antigua aldea de Talas, un precioso pueblo de la zona en el que pudimos ver toda la esencia otomana. Al día siguiente fuimos a la Capadocia, un día inolvidable. Muchas fotos, muchas risas, caídas, jeje. Por la noche nos esperaba un fantástico restaurante con cena típica y bailes típicos en los que participamos todos, dejándonos llevar por el ritmo turco.
Día a día nos íbamos despertando y conviviendo con gente que se había convertido en una nuestra pequeña gran familia y por ello las actividades y debates se hacían más amenos y sin ningún tipo de miedo a la equivocación (Eso es lo bueno de la educación no formal). Los días pasaban muy rápido y por ello exprimíamos cada segundo llegando así el último día…
El último día fue uno de los más divertidos y tristes a la vez. El coordinador nos llevó a su casa de campo frente a un espectacular lago. Allí nos recibió con una gran cena y con bailes típicos. Fue todo espectacular. No era consciente de que era el último día que ya nos íbamos a separar. Esa noche hubo muchas charlas y risas que nunca se olvidarán.
Ha sido una experiencia inolvidable para mí. He conocido a gente espectacular y he creado nuevos lazos de amistad. Siempre quedarán en nuestra memoria esas noches de terraza, aquellos bailes, risas, bromas, confidencias, abrazos..
Ya solo me queda decir ¡GRACIAS!
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Espero que os haya gustado la experiencia de Saliha y Claudia. Y tú, ¿A qué esperas?